Emisores (Radiadores)

Una de las preguntas más realizadas por los clientes siempre ha sido ¿Qué radiador calientas más, los de hierro fundido, aluminio o chapa de acero?

Existen diferentes tipos y versiones de radiadores. Pero el objetivo de todos ellos es cumplir funciones parecidas. En primer lugar la eficiencia de estos sistemas dependerá en gran medida de cómo hayan sido dimensionados, lugar de emplazamiento e instalados. Con un sistema infradimensionado no obtendríamos las prestaciones solicitadas y con un sistema sobredimensionado nos resultaría más caro. Por este motivo hay que hacer un cálculo de los radiadores lo más ajustado a las necesidades de cada local. En este punto la pericia y los años de práctica de la persona que los realice cobra mucha importancia.

Antes de nada, debemos centrarnos en dos parámetros fundamentales a tener en cuenta para la instalación de cualquier tipo de radiador (en cualquier estancia), que son: la potencia emisora, que se mide en W, y las dimensiones del espacio. En función del espacio a calentar, es imprescindible determinar la potencia necesaria para cada habitación en particular. Cuando se elija el radiador se debe tener muy en cuenta, además de la amplitud del espacio que vas a calentar (para la potencia), la medida del espacio donde va a ser colocado (qué medidas tiene el hueco, si te caben dos radiadores en caso de necesitarlos).

Los radiadores, para mejorar la distribución del calor, se recomienda colocarlos debajo de las ventanas o cerca de las puertas. Nunca cubiertos o colocados en huecos, ya que limita su capacidad emisora de calor. Se llama convección a una de las formas de la transferencia de calor, en este caso el transporte de calor por medio de las corrientes ascendente y descendente del fluido. Si encajonamos un radiador se dificulta este proceso. Por lo tanto, no se recomienda cubrir los radiadores con una repisa, ni empotrados en la pared.

Radiadores de hierro fundido

Los radiadores de hierro fundido, proporcionan un confort superior fundamentalmente porque transmiten el calor de un modo más uniforme. Al tener mayor inercia las fluctuaciones de la temperatura de ambiente son menores que con los de aluminio y menores aún que con los de chapa de acero.

Los radiadores de hierro, tienen una excepcional resistencia a la corrosión, lo cual les confiere una duración ilimitada, no comparable a ningún otro tipo de material. Si hay algún radiador de hierro fundido en una instalación y tiene aire, a diferencia de los radiadores de aluminio o de chapa de acero (que cuando sucede esto se escucha el ruido como si cayese el agua de una cascada), no se escuchará el ruido producido por el aire.

Los radiadores de fundición tardarán más en calentarse pero también conservarán la temperatura durante más tiempo. El precio de estos radiadores es bastante más caro.

Radiadores de aluminio

Hay que tener más precauciones al utilizar radiador de aluminio y tubo de cobre que con los radiadores de hierro fundido. La corriente galvánica se favorece con Al-Cu frente a Fe-Cu. Se debería utilizarse en todo caso separadores galvánicos (manguitos de latón y estanqueidad con teflón).

El uso de este tipo de radiadores está muy extendido por las ventajas que presenta frente a los de hierro fundido: el peso es inferior, mayor rendimiento térmico, facilidad de montaje debido a su poco peso. Pero tienen una inercia térmica muy reducida. Al tener una inercia térmica baja los hace más adecuados en las instalaciones que requieren una respuesta de régimen rápida.

El aluminio al contacto con el agua produce hidrógeno, y el radiador baja su rendimiento y causa también ruidos en la instalación. Para evitar esta contingencia, se deben instalar purgadores automáticos de aire en cada radiador.

Radiadores de acero

Los paneles de chapa estampada de acero son más ligeros que los de fundición, pero tienen menor inercia térmica y son más propensos a la corrosión y en consecuencia duran menos.

La estética de los radiadores de chapa es más plana, reduce mucho más la distancia a la pared.